jueves, 25 de febrero de 2010

Indignación


Se llamaba Orlando Zapata Tamayo, estaba preso en Cuba, en huelga de hambre desde hacía 85 días, a consecuencia de la cual ha muerto.

La noticia me avergüenza, me humilla, me deja abrumada de impotencia. Devoro la prensa. Busco más información. No hay mucha, salvo la ofrecida en los periódicos más importantes, y sin muchos matices. En medios de la izquierda radical califican a Orlando de mercenario.
Me da igual lo que fuera. Luchaba pacíficamente por su dignidad y la de los otros presos políticos. Era una muerte evitable. ¿Qué no hemos hecho?¿Por qué le hemos dejado morir? Mucho me temo que este tema, como tantos, estará teñido de politiqueo. Hay presos y causas de primera, de segunda y hasta de tercera, dependiendo de los réditos políticos que proporcione su defensa. Un asco.

Me quedo con la información de Amnistía Internacional:
"Orlando Zapata Tamayo era uno de los 55 presos de conciencia adoptados por Amnistía Internacional en Cuba. La mayoría formaban parte de las 75 personas detenidas durante la oleada masiva de represión emprendida por las autoridades en marzo de 2003 contra los activistas políticos. En Cuba, sin un poder judicial independiente, los juicios son a menudo sumarios e incumplen gravemente las normas internacionales sobre juicios justos; una vez dictada la sentencia, las posibilidades de apelar son prácticamente nulas".



Las dos caras de la moneda
Generación Y (Blog de la cubana Yoani Sánchez)



lunes, 22 de febrero de 2010

Ligero de equipaje

Empecé este libro, entre en él, muy lentamente. Interesada, sí, pero un poco perdida (no seguí la recomendación que el autor, muy pedagógicamente, hace al lector de que tenga a mano el árbol genealógico de la familia de Antonio Machado). Ahora bien, cuando llegué a la juventud del poeta, me quedé enganchada. Entonces lo leí casi de un tirón y eso que es un libro voluminoso y minuciosamente referenciado. Me gustó muchísimo.

Resultó interesante seguir las peripecias del poeta metido a profesor (para solucionar su siempre precaria economía) y seguirle por sus sucesivos destinos no excesivamente deseados, solo aceptados como un trámite para poder llegar a Madrid que es donde él quería realmente estar. Fue emocionante conocer los detalles de la génesis de sus poemas. Fue conmovedor acompañar al poeta en su elemental y permanente soledad, aliviada o entibiada sólo por dos malogrados amores y sobrecogedor comprender hasta qué punto el fiel y radical compromiso de Machado con la República le llevó a morir, recién exiliado, un 22 de febrero de 1939, pobre y “ligero de equipaje como los hijos de la mar”, frente al mar de Colliure (Francia). Enfermo de una neumonía por el frío pasado bajo la lluvia durante el éxodo republicano y enfermo de tristeza al contemplar la derrota, la catástrofe, el aplastamiento implacable de sus ideales.

“Ligero de equipaje” es un libro escrito con erudición y con pasión. Un libro necesario para bucear en la poesía y en la vida, siempre entreveradas, de Machado. Y para recordar a aquellos que como él entregaron sus vidas por una España que pudo haber sido.

Ian Gibson. Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado. Punto de lectura. 2007 Santillana S.L. (839 páginas) ISBN 9748-84-663-6929-9


Pequeño fragmento del libro citado en el que se narra la muerte del poeta

Links en este blog que se refieren al poeta:

Poeta vivo

La saeta contrasaeta


Machado

Alumnos del IES Palau Ausit (Ripollet. Barcelona) ante la tumba del poeta en Colliure (curso 2006-07)


viernes, 19 de febrero de 2010

Días de invierno en Coria

melancolia del árbol en invierno

Origen de la imagen

*Compartir y difundir las ventajas del PEL (que algún día referiré detalladamente en este blog) me ha llevado de nuevo por tierras extremeñas. Esta vez, Coria.

De Coria sabía del personaje del cuadro de Velázquez, sabía que Sánchez Ferlosio tiene aquí una casona- ¿o palacio?- que heredó de la familia de su madre y también que es la ciudad de Fátima Maldonado, una poeta y profesora que ganó un premio europeo de poesía y a quien, por esta razón, pude conocer cuando estuve trabajando en Bruselas.

Estoy alojada al lado de la catedral. Llegué con lluvia y los días han sido fríos. La calidez y el interés que me ofrecen los colegas del curso me abriga de la melancolia que rezuman las calles de la ciudad antigua. Paseo por esta pequeña Vetusta que perteneció a los duques de Alba; doy vueltas a sus callejas empedradas; entro y salgo por las varias puertas de su muralla; compro Corazones de San Francisco en el torno de las monjas de clausura del convento de la Madre de Dios; como unos exquisitos boletus empanados y unos cardillos de la tierra en el mesón "El Bobo de Coria"; rodeo y visito la imponente catedral; rodeo y no visito (es propiedad de la casa de Alba) el castillo. Intento captar con mi cámara algunos retazos de lo que veo y las fotografías, oscuras, revelan la húmeda soledad que me rodea.

Pero constato que me gusta estar aquí en estos días desapacibles. Hay belleza en este cielo grisáceo, en las recias piedras húmedas y plomizas, en los brazos desnudos de los árboles, en la luz metálica del invierno.

"Los árboles sollozan su tristeza
acongojados, en harapos, mudos,
alzando en vano fechas, dardos, nombres,
corazones heridos.
Huellas perennes de otras estaciones,
lágrimas solitarias su olvidanza.
Nadie advierte el dolor de las promesas
si un tibio embozo empaña los cristales.
La pesadumbre hiela los crepúsculos."

Es un poema del libro "Certidumbre de invierno" de Gonzalo Hidalgo Bayal. Lo escribió mientras era profesor de literatura en el Instituto de Coria, inspirado por el paisaje invernal de la ciudad. Encontrar estos versos ha sido una radiante sorpresa.

Efectivamente, hay belleza en la melancolia.


Coria

Diego Velázquez: "El bufón calabacillas"(El bobo de Coria)

Fátima Maldonado. Premio Maestro Europeo 1998

Gonzalo Hidalgo Bayal

Blog de Gonzalo Hernando Bayal


*Por razones que ignoro, la entrada que escribí esta mañana, ha desaparecido. La he vuelto a escribir y he añadido detalles que no había consignado en la primera versión.


sábado, 13 de febrero de 2010

Sigo con la hache



...con la hache del homenaje a Miguel Hernández, claro. Y es que entre añadir informaciones al blog anterior o hacer una nueva entrada, he optado por lo segundo.

Primero, voy a compartir un listado de blogs en los que se pueden encontrar actividades o informaciones sobre homenajes, no solo los homenajes oficiales, cargados de polémicas familiares y políticas sino de diversas iniciativas ciudadanas, individuales o colectivas que he ido descubriendo por la red.



En segundo lugar, un listado de blogs que rinden su particular homenaje al poeta.



Actualizaré ambas listas (pero seguiré ordenándolas alfabéticamente) cuando haya novedades o encuentre nuevas informaciones.


Podéis participar en las convocatorias de homenaje que están abiertas:



¡Todavía estáis a tiempo!


Ilustración de Miguel Tanco para el libro del mismo título.
SM Ediciones. (+CD)


miércoles, 3 de febrero de 2010

Hache de hermoso, de homenaje, de Hernández


No he podido resistirme. Le he copiado parte del título de este post al artículo de Gustavo Duch. Me sirve para presentar un hermoso homenaje al poeta, organizado por varios docentes de Lengua y Literatura (que son a su vez, reputados blogueros: A pie de aula, (Re)paso de lengua, http://irmadel.wordpress.com/ y Tres Tizas) en el centenario de su nacimiento.

Se puede participar en la antología poética, grabando poemas en Voxopop y/ o animando a vuestros alumnos para que participen realizando carteles en Glogster. Todo está muy bien explicado en las páginas que cito a continuación.


¡Ánimos! ¡Manos, ojos y voces a la obra!

Yo era estudiante de Filología Española en la Universidad de Barcelona a finales de los años 60 y, educada en el más puro franquismo en casa y en la escuela, NUNCA había oído hablar de Miguel Hernández. Recuerdo que lo descubrí en un recital poético ofrecido por un grupo de estudiantes, sin duda militantes, por lo menos, militantes de la cultura silenciada. En el mismo recital descubrí también a Neruda y al Alberti de "El poeta en la calle". Recuerdo como si fuera ayer el escalofrío y la intensa emoción que sentí al escuchar los poemas combativos que mis compañeros estaban leyendo y cuya existencia había ignorado hasta el momento. Fue una revelación. Luego vinieron los viajes a Francia a comprar libros y discos, la vuelta a España con los libros camuflados, la avidez por conocer más y más todo lo que nos estaba siendo escatimado... y las luchas, las huelgas y todo eso (ya lo han descrito muchos) para conseguir parcelas de aire y respirar algo parecido a la libertad.

Aunque me ha dado mucha vergüenza grabarme (y escucharme) aquí tenéis una de mis colaboraciones en el Homenaje. Es el poema llamado "Canción última" que pertenece al último libro de Miguel Hernández, El Hombre acecha (1937-1939). Hay muchos poemas de Miguel Hernandez que me conmueven (Tristes guerras, Llegó con tres heridas, Para la libertad, Nanas de la cebolla, Elegía a ramón Sijé...). Si he elegido éste es porque me ha hecho compañía a lo largo de todos los cambios de casa, algunos muy abruptos, que he tenido que hacer en mi vida.

Cual amuleto, siempre he llevado una copia de este poema, de casa en casa. Colgado en la pared, me recuerda que mi casa, por pequeña y escueta que sea, es el rincón en el que puedo protegerme, reconstruirme, revivir y reverdecer después de la devastación.

Páginas interesantes sobre Miguel Hernández

Canal YouTube de Homenaje a Miguel Hernández (poemas cantados por distintos intérpretes; poemas recitados; biografía; homenajes y noticias varias, todas relacionadas con el poeta)