
Confieso que me enterado de quién es Aminetu Haidar, de su personalidad y de su larguísima lucha por los derechos de su pueblo, el pueblo Saharaui, cuando se ha empezado a hablar de ella en España debido a su larga huelga de hambre que en este momento está enfrentando al gobierno español con el gobierno marroquí. Ya sé que hablando de este tema me meto en el berenjenal de lo que no se considera políticamente correcto. Llevo dos días leyendo sobre el tema y mi conclusión más o menos resumida es esta:
Aminetu Haidar , pese a su juventud, es una veterana activista pacifista de los derechos del pueblo saharaui por lo que ha sido detenida , torturada y encerrada en prisión por el gobierno marroquí (que como se sabe mantiene la ocupación del territorio saharaui desde que fue abandonado por España, país del que dependía, en 1976). A lo largo de su trayectoria de lucha, Aminetu ha recibido varios premios internacionales y numeroso apoyos...hasta que el pasado 13 de noviembre las autoridades marroquíes no la dejaron bajar del avión que la devolvía a Al Aaiún desde Nueva York y fue obligada a expatriarse a España. Al llegar al aeropuerto de Lanzarote se declaró en huelga de hambre por considerar que sus derechos elementales habían sido violados. Lo único que reclama es volver a su país, el Sáhara Occidental, sin condiciones previas, de acuerdo con la legislación internacional. Mujer de fuertes convicciones, no está dispuesta a aceptar ninguna de las "componendas" legales que le ofrece el gobierno español para salvar la situación de compromiso que la actitud de Aminetu le plantea: compromiso frente a las contradicciones entre la defensa de los Derechos Humanos por un lado y la salvaguarda de una buenas relaciones con un país que no los respeta.
De verdad que no sé cuál puede ser la solución diplomática a esta situación extrema. Pienso, después de leer todo lo que he podido sobre el tema, que Aminetu tiene razón. Y no es que yo quiera hacer un blog militante, siempre reivindicando y protestando, pero es que la actualidad me asalta en cualquier momento y me obliga a leer, a enterarme, y, la mayoría de las veces, a indignarme. Y una forma de actuar es compartir y divulgar.
Quisiera que mi gobierno defendiera los derechos de esta mujer y los de los saharauis y no se plegara ni a las exigencias ni a las presiones de Marruecos ni de ningún otro país. Creo firmemente que los Derechos Humanos están por encima de cualquier apaño. No caben medias tintas.
Nuestras vacilaciones de antaño dañaron irremisiblemente la vida de su pueblo.
Nuestras vacilaciones de ahora pueden acabar con su vida.
¿Final?