martes, 5 de junio de 2012

Ecuador (1): la diversidad

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Alumno de la escuela Amauta Ñampi (Puyo)

Hace dos semanas que he vuelto y todavía estoy digeriendo el viaje que hice al Ecuador. Vi y aprendí tantas cosas que no voy a poder explicarlas en una sola entrada.

Hubo cambios en el itinerario programado inicialmente. Visité dos comunidades en el Río Cayapas (en el norte, cerca del Océano Pacífico y de la frontera con Colombia: Santa María de los Chachis y Santa Rosa. En la primera, conviven dos comunidades distintas: los afroecuatorianos  y los chachis; en la segunda, los épera. También estuve en Puyo y allí compartí días de trabajo con los maestros shuar y con técnicos del programa de Enseñanza Bilingüe Intercultural de otras nacionalidades ancestrales: waorani, kichwa amazónico, shiwiar, cofán,  achuar y siona.
No fui a Lago Agrio pero en cambio visité escuelas en territorios shuar, shiwiar y waorani. Las dos últimas a una hora de vuelo de avioneta, en el interior de la selva. 

El Ecuador es un país que se está desarrollando con voluntad de asumir, respetándola, su riquísima diversidad cultural. Esto no es una empresa fácil (pensemos, por ejemplo, en los conflictos que a veces suscitan, en los países europeos, pequeñas diferencias culturales) y, en el Ecuador, este reto se asume con el problema, añadido, de la dificultad de las comunicaciones  debido a una geografía grandiosa y también diversa: volcanes de más de 5.000 metros, playas, ríos caudalosos, islas y  selva. 

Uno de los aspectos que más me ha impresionado de este país es su ingente diversidad cultural y geográfica. 
El otro aspecto son los esfuerzos, no exentos de debates y contradicciones, de los maestros y técnicos indígenas (y supongo que son también los de los dirigentes del movimiento indígena) por preservar su patrimonio cultural y al mismo tiempo ser ciudadanos del siglo XXI en un mundo globalizado. 

Continuará...

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