Un cronopio andaba por su casa, distraído como siempre, y se topó con un recuerdo que tenía la forma de una margarita. Sabido es que los cronopios, esos seres verdes, húmedos, sentimentales y desordenados, dejan los recuerdos sueltos por la casa y, de vez en cuando, les dan consejos para que no sufran algún accidente doméstico. Los recuerdos deambulan y corretean con absoluta libertad y una de sus diversiones favoritas es jugar al escondite hasta que el cronopio los encuentra y entonces hacen como que le asustan. Sin embargo, a nuestro cronopio el encuentro con el recuerdo margarita no le asustó, al contrario, fue para él algo muy especial pues revivió el día en que , de golpe, había sabido su condición de cronopio. La revelación le había llegado de la mano de otro cronopio que se hacía pasar por profesor de literatura, allá por los años noventa, en una ciudad antigua y sin mar, en la que ya no vivía, y a la que volvía únicamente cuando ésta se llenaba de miles de cronopios humeantes y restallantes. El cronopio rebobinó su vida después de aquel simulacro poético y, dándose cuenta de que había sido el incio de su conocimento de la realidad del mundo, de los famas, de las esperanzas y de sí mismo, se sintió el ser más feliz del universo. Considerando que el recuerdo encontrado tenía un estatuto especial, lo acarició delicadamente y lo plantó en un gran tiesto a la puerta de su casa. Al cabo de pocos días había crecido en él una frondosa mata de margaritas. El cronopio. con sumo cuidado, cortó dos flores y se hizo unas gafas. Los otros cronopios que pasaban por allí, también con sumo cuidado, cortaron otras flores y con ellas se hicieron pendientes, paraguas, peinetas, abanicos, máscaras y pancartas.
Para celebrar juntos en la calle, orgullosamente, la fiesta infinita de las palabras.
Buenas salenas cronopio cronopio
Cronopio cronopio
¡Buenas salenas maestro(s)!
1 comentario:
Buenas salenas, amiga, es un honor haber sido alguna vez miembro del club de los cronopios, aunque quizás en algún tiempo nos han dado de baja por nuestra claudicación ante lo que hay. Un cronopio nunca se rinde ante lo que hay, en su fuero interno mantiene una resistencia que le lleva a seguir imaginando posibles sueños o alternativas. Un post muy hermoso. Saludos. Por los cronopios.
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