Es un tópico, ya lo sé, pero no tengo otras palabras: la más pavorosa realidad, supera la ficción. Los escritores de novelas negras se reúnen en Gijón en una fiesta literaria que sirve para reflexionar y hacer patente la rabiosa vigencia del género, simultáneamente un asesino (o varios), al parecer fundamentalista cristiano y de ideología de extrema derecha, perpetra(n) una masacre contra el partido socialdemócrata en la pacífica, idílica y desarrollada Noruega.
En este momento me es inevitable pensar en todas las novela negras "nórdicas" que he leído últimamente: Mankell, los dos Larsson (Asa y Stieg), la noruega Anne Holt. Todas ellas traspasadas por un rumor de fondo, inquietante y amenazador, que en algunas es fragor declarado: la tela de araña silenciosa, plagada de complicidades, de la extrema derecha.
La novela negra es un género muy leído pero no siempre bien valorado. Como se puede inferir de este escrito, soy lectora voraz y propagandista activa de las novelas policíacas, libros que, como antaño hicieran las novelas picarescas, además de entretener, nos muestran todos los estratos sociales, desvelan recovecos, iluminan misterios. Las novelas policíacas también, a veces, intuyen masacres y anticipan desgracias.
Y es que sus autores, fieles conocedores -y por tanto buenos fotógrafos- del alma humana y también de la sociedad en la que viven, detectan antes que nadie donde pone sus huevos la serpiente.
Amigas y amigos de Noruega, los que conocí en Kalsroy y Vaeroy, profesoras y profesores con los que compartí tan buenos momentos en los seminarios de Drammen y Bergen, recibid desde aquí un mensaje solidario. El fundamentalismo es un monstruo que nos amenaza a todos por igual. Comparto vuestros sentimientos.
Un gran abrazo.
Blog que nos cita
1 comentario:
Molt bona reflexió!...Sí senyora!...una abraçada!
Publicar un comentario